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Viaje a Eslovenia: primeras impresiones

Lago Bled

Entre la escarpada Austria y las costas de Croacia, se encuentra Eslovenia, un país independiente desde 1.991 con apenas 2 millones de habitantes orgullosos de ser al fin, una nación libre. Con un reciente pasado germánico y yugoslavo, Eslovenia intenta sobrevivir entre las grandes potencias, ofreciendo un turismo de calidad basado en la ecología, el deporte y el bienestar. Sus frondosos bosques, montañas escarpadas y aguas termales hacen de Eslovenia un destino ideal para los viajeros amantes de la naturaleza, del deporte al aire libre y del relax.

A mediados de julio emprendimos un viaje en coche por los principales puntos turísticos del país para descubrir su cultura, gastronomía y parajes naturales espectaculares. Aprovechamos la ruta para cruzar un par de veces la frontera con Croacia, descubriendo Zagreb y la península de Istria, para hacer más completa la experiencia. (podéis ver la ruta detallada en este artículo). Hemos vuelto con la maleta llena de aventuras y de historias personales que nos han amistado con Eslovenia, un país de gente amable, abierta y que se esfuerza día a día para dar lo mejor de sí.

UN PAÍS JOVEN CON UNA LARGA HISTORIA

Antes de iniciar el viaje, teníamos una idea confusa de la historia de Eslovenia y Croacia. Éramos pequeños cuando se inició el conflicto en los Balcanes y poco sabíamos de la relación actual entre las distintas naciones. Durante las visitas turísticas que realizamos nos sorprendió que apenas se hacía mención al conflicto armado. «Nadie tiene ganas de hablar de ello» nos comentó Polona, nuestra anfitriona en Maribor. Afortunadamente para el pueblo esloveno, el país se independizó justo a los pocos días de iniciarse la guerra de Yugoslavia, por lo que no se vieron afectados. Por eso, nos explicó Polona que «hablar de la guerra con los eslovenos resulta más fácil que hacerlo con serbios, croatas, bosnios o albano-kosovares, para quienes la terrible histioria es todavía muy reciente». Todavía se acuerda de cómo debían esconderse durante los primeros días al pasar los aviones y que tuvieron que alojar a familiares y conocidos refugiados de las regiones del sur, junto a las fronteras con Serbia, donde el conflicto era mucho más activo. Nos sorprendió, sin embargo, que durante esos años, Polona y su familia siguieron realizando sus «vacaciones en las costas de Croacia, como habitualmente, pues la guerra no era igual en todas las zonas de Yugoslavia».


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En resumidas cuentas y para que nos situemos geográficamente, hasta 1.916, Eslovenia formaba parte del imperio austro-húngaro. Sus grandes ciudades, Maribor y Ljubljana, eran un paso frecuente para llegar al mar (en las actuales costas de Croacia) desde Viena o Budapest. Con el colapso del imperio, Eslovenia se unió a serbios y croatas al Reino de Yugoslavia que pasó a ser una República Federal Socialista después de la Guerra Mundial. Tras la muerte del Presidente Tito de Yugoslavia, se inició la Guerra de los Balcanes que dio lugar al actual mapa europeo que tenemos. El espíritu nacionalista de Eslovenia había ido creciendo durante los distintos siglos, especialmente en la época de la «Primavera de las Naciones» (1848). Tras la muerte de Tito, Eslovenia ya se desbancó de Yugoslavia y proclamó su independencia, preparándose para un posible ataque de Serbia. Afortunadamente para el pueblo esloveno, la guerra para ellos duró tan sólo 10 días y tras hacer un referéndum en el que un 80% de la población votó a favor de la independencia de Yugoslavia, Eslovenia consiguió, por fin, ser tener un estado propio. Hoy día, viven orgullosos de ser un país joven pero recuerdan con nostalgia un pasado más próspero en el que el país gozaba de menos fronteras y de una mejor economía (en parte, gracias al turismo de costa, que hoy se ha «quedado» Croacia); la actual crisis económica también está pasando factura a Eslovenia.

Croacia, y sobre todo su península de Istria, al noroeste del país, tampoco se escapa de una ajetreada historia. Silvano, el propietario de la casa rural Vila Visnjan donde nos alojamos nos explicó que toda su familia ha nacido en el pueblo de Visnjan y cada uno de ellos tuvo una nacionalidad distinta: su abuelo fue austro-húngaro, su padre italiano (Istria formó parte de Italia entre la I y la II Guerra Mundial) y él nació en Yugoslavia. Sus nietos serán croatas y quién sabe si dentro de unos años habrá otra nacionalidad más. Resultado de ello: Silvano habla perfectamente croata, alemán, italiano e inglés. La tradición, la gastronomía, el habla de la gente y los letreros en las calles son el resultado de un reciente pasado italiano. Istria me recordó a una «Italia campestre» y alegre: gente que conduce scooters sin casco, una luz especial al atardecer, paisajes de viñedos sobre el azul del mar, tradición por la comida casera y el buen vino… «Il dolce far niente» tiene nombre propio en la costa de Istria.

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SI ESLOVENIA TUVIERA UN COLOR, SERÍA EL VERDE

«Eslovenia es verde; ni azul, ni blanca, ni roja (como su bandera). Eslovenia es verde como la naturaleza» – Eso nos transmitió Mattic, diseñador gráfico y futuro marido de Polona, al llegar a Eslovenia. Con esa idea iniciamos el viaje y corroboramos, tras mil y pico kilómetros, que Eslovenia es naturalmente verde. El país se ha volcado en la ecología para fomentar un turismo sostenible que aplaude los deportes al aire libre, la vida sana y la protección de sus espacios naturales. No es de extrañar que las dos atracciones turísticas principales del país sean precisamente parajes naturales: el lago de Bled y las grutas calizas de Postonja y Skocjan.

El deporte forma parte de su día a día. Las montañas de Eslovenia no son especialmente altas (la estación de esquí de Vogel está a tan sólo 1.500 m, y la montaña de Maribor, Pohorje, sólo a 800m) pero son el lugar ideal para disfrutar de la naturaleza: en invierno, todo el país queda cubierto de nieve y aprovechan para salir a esquiare después del trabajo; en verano, las montañas son el lugar ideal en el que realizar rutas a caballo y arriesgados descensos en bici de montaña.

La gente de Eslovenia es, ante todo, amable. En nuestro primer día, durante el tour en bici por los alrededores de Maribor, paramos unos minutos para confirmar sobre el mapa que estábamos en la ruta correcta. No habían pasado ni 10 segundos cuando una mujer que se cruzó con nosotros, se paró a ofrecernos ayuda. A veces echo de menos este tipo de gestos de locales a turistas (auto-crítica).

Los eslovenos son espavilados, saben que deben esforzarse y tienen una fuerte ambición para ser los número uno en todo. Lejos de ser algo negativo, su ambición y esfuerzo les lleva a entrenar cada día más duro, a hablar más idiomas y mantener la belleza de su país para que cada día vengan más viajeros a conocerlo. La comunicación no resulta un problema en absoluto cuando la persona con la que hablas puede responderte en inglés o en un perfecto italiano o alemán. Por su proximidad (y turismo entrante) con Austria e Italia, los eslovenos aprenden en el colegio una de las dos lenguas desde pequeños. Tienen mayoritariamente turismo provinente de Austria y Centroeuropa por lo que no es de extrañar que pese a nuestros rostros mediterráneos, al entrar en un restaurante de Maribor las primera palabras fueran en alemán.

DATOS PRÁCTICOS PARA ESLOVENIA: CONDUCCIÓN, PRECIOS, WIFI

LO MÁS DESTACADO DE LA RUTA

Volamos a Trieste (Italia), que es una de las pocas opciones de vuelos low-cost desde Barcelona. Allí alquilamos un coche y recorrimos un total de 1600 kilmómetros por Eslovenia y norte de Croacia, en 10 días. Maribor, al nordeste del país, fue la ciudad campamento-base desde la que realizamos parte de la ruta en coche. Atraídos por conocer las iniciativas de la Capital de la Cultura Europa 2012, decidimos pasar varias noches allí. Como es habitual en nuestros viajes, quisimos mezclarnos con la gente de Eslovenia para conocer mejor el país y sus tradiciones, y por eso intercambiamos nuestro piso en Barcelona por una preciosa casa con jardín a pocos minutos del centro de Maribor. Nuestros anfitriones en Maribor nos recibieron con los brazos abiertos para presentarnos un país lleno de encanto y naturaleza, todavía desconocido por el turismo de masas.

Para acertar con la ruta y la planificación de las actividades, contamos con la ayuda de las Oficinas de Turismo de Eslovenia, Maribor y Ljubljana. Desde aquí,  agradecer una vez más todo el esfuerzo realizado, emails intercambiados y plannings detallados por éstas. Fue realmente acogedor tener su respaldo para descubrir lo mejor del país.

Queríamos que fuera un viaje completo para la máxima diversidad posible y lo que vimos no nos defraudó. Es difícil decidir qué fue lo más impactante. El lago de Bled nos cautivó por completo, pero las cuevas de Skocjan consiguieron que nuestra boca se llenara de WOWs cada cinco minutos. El ambientazo de Ljubljana nos enamoró hasta tal punto de querer vivir allí una temporada, pero la tranquilidad y amabilidad de Maribor consiguieron que tuviéramos el corazón dividido. Un día nos calzábamos las botas de montaña y los tejanos para visitar la cascada de Savica y a las pocas horas nos poníamos el bañador y salíamos en chanclas para nadar en el lago de Bohinj. El deporte en Eslovenia es algo esencial en la vida cotidiana de sus habitantes y no podía faltar tampoco en nuestro viaje: fuimos en bici, en kayak, hicimos senderismo, nadamos en los lagos y subimos a conocer una estación de esquí.

Lago Bled

También hubo tiempo para probar la gastronomía tradicional: mediterránea con fuerte componente austríaco. El appfedlstruddeln y las salchichas son un claro ejemplo de la influencia germánica en la comida eslovena. Cuando se trata de beber, el pueblo está dividido: vino y cerveza tienen ambos un fuerte peso. Aunque en los bares, las botellas Radler (cerveza con limón o cerveza con pomelo) son las triunfadoras entre los jóvenes. La región de Maribor es especialmente conocida por sus vinos blancos; durante un día de lluvia, tuvimos la oportunidad de realizar una cata de vinos en una de sus modernas bodegas.

En los próximos días, iré detallando las distintas etapas del viaje para futuros viajeros que quieran explorar el mismo camino.
Estad atentos, este país engancha 🙂

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