Solsona está en la provincia de Lleida, en el Pre-Pirineo catalán, en una zona verde, natural y alejada de las grandes ciudades. Un lugar perfecto para aislarse unos días, dejarse llevar y admirar paisajes. Quizás porque se parece tanto a Olot, la comarca del Solsonés nos cautivó desde el principio.
Allí se encuentra el Hotel Vella Farga, sin duda uno de los mejores hoteles con encanto en los que hemos estado. Está ubicado en una antigua masía catalana del siglo XI reformada de manera exquisita hasta el más mínimo detalle por sus gerentes, Martí y Gemma. Cuando entras en un lugar tan bien cuidado y decorado, el enamoramiento es instantáneo. Sabes que allí estarás bien.
Tuvimos el lujo de dar una primera vuelta de reconocimiento con Gemma y Martí, quienes nos contaron que apenas hace tres semanas que el hotel está abierto – ¡casi lo estrenamos!- y que por ahora ha tenido muy buena acogida, tanto por la gente de la comarca como los visitantes que vienen de escapada. Incluso Ryan Reynolds y un equipo de rodaje se alojaron allí los primeros días. Y para septiembre ya tienen una boda programada para 70 invitados. No me extraña, la Vella Farga es un lugar precioso para una boda.
Volviendo a nuestra escapada, tras una ola de calor intensísima, el sol decidió no acompañarnos ese fin de semana. Pero al mal tiempo buena cara: aprovechamos para dormir mucho, descansar y tomárnoslo con calma (no sólo mi barriga lo agradeció… A Arnau le pillamos haciendo la siesta así de bien).
Hay nueve habitaciones dobles en el hotel y todas ellas están decoradas de una forma distinta. Nos tocó L’Hereu, una preciosa habitación superior con bañera, cama dosel y el armario original del siglo XVIII. Con tanto encanto no es de extrañar que el Hotel Vella Farga sea uno de los «Petits Grans Hotels» de Cataluña.
Por dentro, el hotel es encantador; pero por fuera, las vistas son, como poco, impresionantes. Mires donde mires, hay siempre verde alrededor. Sobre todo desde el comedor y la piscina, el paisaje es realmente inspirador.
Por cierto, en el restaurante se come de fábula, tanto a la hora del desayuno como en la cena. Aprovechamos la promoción de apertura que tenían para uno de los menús degustación y probar así varios platos de la carta («menú degustación rápido», 35€ precio especial, en lugar de 48€). Cocina de autor con productos de proximidad que se traducen en bacalao, calamares o cordero ricamente preparados. No os perdáis los postres (cielo estrellado de helados y contrastes; y cremoso de chocolate blanco, fruta de la pasión y granizado de albahaca). La coca de foie micuit también fue sorprendente. El restaurante está abierto también a clientes que no se alojen en el hotel, para comidas y cenas.
A la mañana siguiente, el desayuno no defraudó, ni a la vista ni al gusto. Como todo en el hotel, cada plato está apetitosamente colocado para ofrecer un espectáculo de colores y sabores. ¿Qué elegir? ¿Por dónde empezar? Brownies, panes recién hechos, fruta variada cortada, zumo de naranja natural, croissants pequeños, embutidos variados… Acompañado por platos calientes a la elección del cliente. ¡Como un gran antojo hecho realidad!
Qué hacer en Solsona y alrededores
El Hotel Vella Farga está en el municipio de Lladurs, a las afueras de Solsona, a unos 8km por una carretera sencilla y bien señalizada. Hay varias cosas por hacer en la zona. Debido a la lluvia y, sobre todo, a mis ocho meses de embarazo, no pudimos hacer muchas de ellas, pero quedan anotadas para otro fin de semana… Y para todos aquellos que estéis pensando en escaparos a esa zona:
Pasear por el centro histórico de Solsona.
El casco antiguo de Solsona es de visita obligada, ya que está a tiro de piedra del hotel y es realmente precioso. Todas las casas y fachadas están muy bien conservadas. Algunas calles suben un poco pero se puede hacer bien andando (si yo pude, vosotros también!). Podéis leer aquí un itinerario recomendado por la Oficina de Turismo de Solsona. Como recomendación de una compañera Solsonense, podéis comer en La Mare de la Font, en las afueras de la ciudad. Cocina típica con un toque especial y buenísima.
Visitar Sant Llorenç de Morunys.
Sant Llorenç de Morunys es la segunda ciudad del Solsonés, es preciosa y está a media hora de Solsona en coche (tras algunas curvas). De camino, podéis parar en la Llosa del Cavall, un embalse muy fotogénico, que ha servido de escenario de anuncios y películas en varias ocasiones. Cerca de Sant Llorenç está también el Santuario de la Vall del Lord que se puede visitar (el punto más fácil para acceder son las escaleras; un paseo de unos 15-20 minutos).
Sentirse invencible en el Castillo de Cardona.
Cardona está a veinte minutos en coche (eso sí, hacia el sur, en dirección contraria a Sant Llorenç). La ciudad es conocida por su castillo del siglo IX, y es posiblemente la fortaleza medieval más importante de Cataluña. Está construida sobre una colina por lo que hay varias subidas/bajadas. Para llegar al castillo se puede ir andando (15 min subida) o en coche hasta el parking gratuito de la fortaleza. En la actualidad el castillo es un Parador pero se puede visitar a diario, tanto por libre como con visita guiada. (Ojo, que la visita guiada dura un par de horas; eso sí, tendréis acceso a más lugares que si la visitáis por libre). Ver horarios y precios.
Visitar la Montaña de la Sal.
Además de su fortaleza, Cardona es conocida por sus terrenos de salinas. El Parque Natural de la Montaña de Sal se puede visitar y es apto para toda la familia. Nos quedamos con las ganas de poder ir, pero mi cuerpo no daba para más. Las fotos son realmente espectaculares. Hay visitas guiadas y se recomienda comprar las entradas con antelación. Ver horarios y precios.
El Solsonés nos sorprendió muy positivamente. La «comarca de las mil masías» tiene mucho encanto y todavía no hay aglomeraciones turísticas. Altamente recomendable para un fin de semana romántico, de relax o de búsqueda de inspiración 😉